Arte y Biblia
En este libro, el autor nos va a presentar dos ensayos acerca de la perspectiva bíblica del arte, un tema no muy frecuente. En la primera parte expondrá el tema del arte en la Biblia, mientras que en la segunda hablará sobre algunas perspectivas sobre el arte.
El autor defiende en su primera parte la idea del señorío de
Cristo en la totalidad de la vida humana, lo que implica que el arte y las ciencias
tienen lugar en la vida cristiana, pues estas deben ser usadas para glorificar
a Dios.
El autor refuta algunas de las teorías en cuanto a que los
cristianos no debemos hacer arte. Para ello hablará acerca del arte en la
Biblia, mostrando así disciplinas como la música, la danza o la poesía, además
de otras facetas como el arte en el Tabernáculo o el arte secular dentro de las
Escrituras.
En la segunda parte, el autor da 11 puntos que desarrollan
una perspectiva cristiana sobre el arte en general respondiendo a la pregunta
de cómo tenemos los cristianos que comprender y evaluar el arte. Los 11 puntos
son los que siguen:
- Una obra de arte tiene valor en sí misma.
- Las diferentes formas artísticas dan relieve y fortaleza a la cosmovisión del artista.
- En la escritura se consiguen resultados totalmente distintos si se da, o no, una continuidad con las definiciones normales de las palabras en la sintaxis corriente.
- El que algo sea una obra de arte no lo hace por ello sagrado.
- Nuestra opinión del arte debería basarse en la excelencia técnica, la validez, la cosmovisión y la armonía entre forma y fondo.
- Las formas artísticas pueden ser usadas por cualquier clase de mensaje.
- Los estilos, en cuanto a las formas, cambian y no hay nada malo en que así ocurra.
- No existe un “estilo santo” y un “estilo impío”.
- La cosmovisión cristiana puede ser divididas en dos partes: el tema mayor (la vida con significado y propósito) y el tema menor (la anormalidad de un mundo en rebeldía).
- El arte cristiano no tiene necesariamente que ser siempre religioso, es decir, arte que trate de temas religiosos.
- Cada artista tiene el problema de crear obras individuales de arte y, al mismo tiempo, realizar una obra total; un cuerpo general que represente toda su labor artística.
El libro acaba con una conclusión en la que el autor nos
invita a considerar la vida cristiana como una obra de arte en sí, pues la vida
cristiana tiene que ser algo verdadero y hermoso en medio de un mundo perdido,
sumido en la desesperación.
Por un lado, recomiendo el libro a toda persona que tenga
relación directa con el mundo del arte (musical, literario, etc.) pues ayuda a
concretar como debería de ser el arte que debe crear un cristiano. Sin embargo,
por otro lado, algunas cosas del libro me parecen rebuscadas y un poco
forzadas. En este sentido animo al lector a examinarlo todo y retener lo bueno.
Muy buen libro, como artista me sirvió mucho, lo recomiendo
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